viernes, 31 de enero de 2014

Dando lecciones





En el último día de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el presidente uruguayo, José Mujica, embistió en un discurso contra uno de los símbolos del capitalismo: el traje de negocios.
"Pertenecemos a una cultura invasora, agresiva. Nos tenemos que vestir como gentlemeningleses porque ése es el traje que la industrialización impuso en el mundo", dijo José (seguro que me deja que le llame así), vestido con una camisa blanca y sin corbata. "Nos tuvimos que disfrazar todos de mono con corbata"...
Mujica se caracteriza por poseer un estilo "poco convencional". El 26 de diciembre pasado, en ocasión de la asunción y jura del nuevo ministro de Economía de Uruguay, Mario Bergara, el jefe de Estado vistió pantalones pescadores con la camisa suelta por fuera del pantalón y sandalias como calzado.
En su discurso del año pasado ante la ONU habló del amor y la amistad y pronunció una curiosa frase: "Donde se decide la distribución de los recursos, Uruguay no entra ni a servir café".
El presidente uruguayo tiene un patrimonio declarado de 200.000 dólares, vive con su esposa en una granja a diez kilómetros de Montevideo, maneja un auto viejo y dona el 90% de su sueldo para obras de beneficencia.
Ese estilo tan personal fue el que motivó a la cadena BBC a calificarlo como "el presidente más pobre del mundo", mote que el mandatario rechazó.
"Yo no soy un presidente pobre. Pobres no son los que tienen poco. Pobres son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, preciso poco para vivir". Una lección para los que tienen la cabeza abierta. 

jueves, 23 de enero de 2014

Cambia...todo cambia...





Se prevee que las tecnologías que están asomando impacten en la vida del ser humano aún más fuerte que nunca. Nanotecnolgía, ordenadores cuánticos, robótica, entre otras, modificarán el mundo. 
Y claro, eso llegará a las Universidades. La educación superior actual prepara a los profesionales del futuro para trabajos del pasado. 
Más allá de la relevancia de los contenidos que se enseñan en distintas facultades, el problema es que las carreras son demasiado largas, y en países como EE.UU.,  parece que demasiado caras.
Las universidades tradicionales parten de la premisa de que no se puede aprender nada en menos de 4 años. Pero este lapso de tiempo no responde a las necesidades de alguien que debe poder reorientar rápido su perfil profesional(de ser posible, para dentro de un rato). Dicen los que saben, que en el 2030, un trabajador promedio tendrá que “reiniciar” su carrera unas 6 veces. Industrias enteras están apareciendo y desapareciendo a un ritmo inédito en la historia.
Una solución podría ser la creación de micro-facultades que ofrezcan en un plazo corto los conocimientos indispensables para ingresar al ejercicio de una profesión específica. Es el momento de apostar por una formación de menor duración, y más orientada a los requisitos del ámbito profesional.
Un ejemplo de que la educación se mueve en este sentido son los MOOC (cursos en línea masivos y abiertos), que ya están brindando una nueva manera de acceder al conocimiento.
Esperemos que los beneficios sean para todos, y que las nuevas formas de aprender democraticen los altos estudios. 
Lo cierto es que no podemos escapar al futuro, y lo único permanente es el cambio. 

miércoles, 15 de enero de 2014

Cada día entiendo menos...




Unos tanto, y otros tan poco; como siempre, pero como nunca. Y lo irónico es que siguen sonriendo, deben saber algo que aún nosotros no sabemos.
Durante el 2013 las 300 personas mas ricas del plantea ganaron 524 mil millones de dólares más. No digo que no se lo merezcan, pero...¿el mundo se lo merece? los que sufren hambre, los que no encuentran trabajo, los enfermos que no pueden tratarse, los que pierden todo en algún desastre natural ¿se lo merecen? ¿cada uno cosecha lo que ha sembrado? las reglas del juego son éstas, pero ¿quién las puso?


"(...) Más todavía lo es la ideología: consiste en justificar que algunos tienen mucho y otros muy poco a través de discursos –relatos– que van cambiando con los tiempos: que los más claros deben tener y los oscuros no, que los señores sí y los vasallos no, que los españoles sí y los indios no, que un dios les ha dado a unos y quitado a otros; que las mujeres no pueden poseer, que tiene el que trabaja y el que no tiene es porque es vago o tonto; que, en síntesis, quien adquirió como sea tal o cual objeto lo hizo suyo y nadie más puede tenerlo a menos que le dé algo a cambio. La propiedad privada, le decían, cuando se hablaba de esas cosas. Es un milagro –es el gran milagro social de los últimos diez mil años– que tantos millones respeten esa idea, esa ilusión tan laboriosamente sostenida. Pero eso no la hace menos frágil: de vez en cuando se rompen ciertos diques y la ilusión estalla. Entonces, de pronto, parece tan extraña."

Martín Caparrós


Una vez más debo aclarar que no estoy de acuerdo con la frase de Caparrós, al menos del todo. Pero me obliga a reflexionar. ¿hasta dónde algunos tiene derecho de tener tanto más que el resto? ¿no es un atentado contra la democracia? Porque es obvio que la influencia que generan estas personas, incluso en países ajenos, es mucho mayor de lo que permitiría la moral. 
Si la banca se hunde todos la rescatamos, somos todos socialistas. Pero si la cosa va bien para unos pocos, cada uno tiene lo que se merece. Nadie pudo prever la crisis, pero alguien es responsable, ¿no? y si nadie sabe quien es, solo hay que seguir al dinero...siempre hay que seguir al dinero.
Parecería que el mundo es el Titanic, y los que están en clase alta siguen cenando, tomando champagne, escuchando la banda en vivo, mientras el agua inunda los primeros compartimientos. Los de abajo se pisan la cabeza unos a otros para sobrevivir, mientras el barco se hunde. Pero los de arriba siguen como si nada, tal vez porque tienen un lugar asegurado en algún bote salvavidas. 
No pido que unos trabajen para otros, sino que nadie trabaje jodiendo a otros. Porque de seguir así, ya no será bueno el que obedece, ni subversivo el que no se la banca. Es sentido común, la cuerda se corta por lo mas delgado, pero se corta al fin y al cabo. 
Y repito, no digo que no se merezcan ser multimillonarios, solo digo que el mundo no se lo merece. 

jueves, 9 de enero de 2014

Hoy es siempre todavía




"Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado"

     Friedrich Nietzsche                


Porque no me creo más allá del bien y del mal, disiento con la frase de Nietszche (en realidad no estoy de acuerdo con muchas de sus frases, pero sin duda hacen pensar). La vida enseña que es difícil juzgar desde el otro lado. Pero volviendo a la idea de futuro, moviliza a hacer, a construir, a no ser espectadores de lo que viene, sobre todo si se trata de nuestras vidas. 
Es momento de ver hacia atrás y analizar lo que ha pasado; qué metas se han cumplido; qué sueños se han alcanzado; que personas y hechos inesperados nos han cambiado la vida; en fin, que hemos aprendido (la palabra técnica es feetback, pero es muy fría). Si las cosas no han salido bien, podemos volver a empezar, a fin de cuentas de eso se trata. Para el nuevo año, recibirlo con optimismo, porque siempre tenemos la chance de que nos vaya mejor, una posibilidad más de avanzar. 


"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos,  ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar"

Eduardo Galeano                 



Conozco una persona que diría que no queda otra posibilidad; por como están las cosas, o se es optimista o no nos levantamos ni de la cama. Y puede que tenga razón, pero quedarnos quietos es morir de a poco.




    

domingo, 8 de diciembre de 2013

Si nos viera Pericles...





“Soy el que nunca aprendió desde que nació
 como debe vivir el humano. 
Llegué tarde al sistema
ya estaba enchufado, así funcionando. 
No me gusta ningún tipo de política
ni el demócrata ni el fascista, 
¿por qué me toco ser así? ni siquiera anarquista” 

La Renga



Tal vez no siempre fue así, los más ancianos podrán aportar algo mejor que yo al respecto. Pero creo que se vive un momento de desinterés político, donde a la gente no le interesa nada que tenga que ver con ello. Como dicen que todo tiempo pasado fue mejor, me imagino a mis padres a mi edad, o aun más jóvenes, preocupados y preocupándose de quienes estaban al frente del nuestros destinos. 
Todos insultamos al diputado, gobernante, o a quien maneje los hilos del poder (si es que ellos los manejan y no son títeres), pero poco hacemos para ejercer la porción pequeña de democracia que nos toca, esa extraña forma de organización social que se inventó en Atenas hace unos 2500 años.
Muchos ni van a votar, ¡por lo que sirve!...¿qué puede hacer un voto?. Solo algunos manifestantes, como los del 15 M (o Occupy Wall Street para darnos aires internacionales), han mostrado su enfado por lo que está sucediendo, pero no fueron los suficientes. Entonces, ¿cuántos son los suficientes? mejor aún, ¿cuándo un gobierno que es votado bajo ciertas promesas es deslegitimado si no las cumple? digo...ya que parece que el actual presidente español, ése que supo ser amigo de un tal Bárcenas, arrasó en las elecciones y por eso tiene derecho a no oír a un grupito de inadaptados que invaden los espacios públicos exigiendo no sé que cosas sobre derechos elementales y justicia social, pero ensucian y no dejan circular libremente a los ciudadanos de bien, dando una pésima imagen de la "Marca España" (supongo que a estas alturas alguien pensará que soy socialista, marxista o algo por el estilo, pero no me veo escribiendo un blog a favor de Fidel Castro ni desde Cuba).



"Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento".

Nelson Mandela


Sé que la situación es difícil, pero no entiendo por qué luego de la Segunda Guerra Mundial, donde todo estaba destruido, donde solo se tenía hambre y dolor, se pudo instalar el Estado del Bienestar; y ahora que todo es más eficiente, mucho más productivo, no parece haber lugar para educación y salud. Son cosas que tiene el progreso, saca recursos de áreas claves y los lleva a lugares extraños como las Islas Caimán o Seychelles (si hay que elegir un lugar donde ir, que tenga buen clima y bellas playas). 
La humanidad parece ir por un camino contradictorio, la corriente nos arrastra. ¿Será que la Democracia está en ruinas? 




domingo, 1 de diciembre de 2013

Ser o no ser...esa es la cuestión...









“Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios”
Eduardo Galeano

En la era de la globalización el mundo se divide, ironías del destino. Por un lado los que tienen, y por otro los que quieren tener. Es que esto de borrar las fronteras contagió a casi todo el planeta de consumismo. El marketing hizo sus deberes.
Y ya no nos contentamos con nada, siempre hace falta más. Ahora solo buscamos tener para parecer, y vuelta a empezar.  Pero no vamos a sacarle mérito, nos gusta tener, y no digo tener trabajo o cosas por el estilo (aunque eso es algo que el mercado cada día provee menos), sino más y más cosas materiales.  Sé que estoy exagerando, pero en los extremos se ve claro.
Recuerdo a una mujer decir que cuando se encuentra deprimida salía a hacer la “psico-compra” para sentirse mejor, y que daba resultado (aclaro que mi postura no es machista, porque si bien estoy convencido que las mujeres compran mucho más que el hombre, sus gustos no son tan caros como los nuestros, compensando la ecuación). Uno podría pensar que es lamentable que su felicidad dependa de sus compras, pero esa forma de actuar, intuyo, se repite más a menudo de lo que creemos (y quisiéramos).
Queremos ropa diferente todos los días, el móvil cambiarlo cada temporada, el automóvil cuando pierde ese olorcito a nuevo. Ahora llegan las rebajas, y quien pueda se comprará cosas que tal vez nunca usará
Nos vamos alienando poco a poco, sin darnos cuenta, al punto de vivir casi exclusivamente para tener. Ocupamos mucho tiempo y esfuerzo en cosas que no nos brindan nada, y nos alienamos aún más, buscando maximizar la utilidad de las cosas,  pero minimizando nuestro ser. 

“Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, de calabozos del aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan (ellos no lo saben, lo terrible es que ellos no lo saben), te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darles cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo a perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.”

Julio Cortázar (Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj)


Tendremos que estar a punto de perderlo todo para valorar lo esencial, y eso no solo es peligroso, también es lamentable.
¿Y el ser? Lo fundamental, la esencia de nuestra existencia, queda relegada. Como dije antes, lo más parecido es el tener para parecer, pero no es lo mismo que ser. Deberíamos replantearnos las prioridades, deberíamos ser mucho más que consumidores, deberíamos ser.  

sábado, 30 de noviembre de 2013

El río estaba equivocado, el salmón tenía razón





"Uno escribe para esclarecer la mente de un individuo, del ciudadano de a pie. Además, es una cuestión de conciencia. Si yo estoy en contra de la globalización de la economía, de la corrupción y de la hipocresía, lo digo y lo escribo. Justamente las causas de las que creo y que son derrotadas son las que me impulsan, porque gracias a que las defiendo puedo dormir tranquilo."
Mario Benedetti



No sé si esta bien empezar un artículo con una pregunta, pero ¿y si están equivocados? Yo no lo sé, pero cada día dudo mas. Podría relajarme, decir “para que preocuparme, total es inevitable. Como el viento, no se puede detener”. Pero no me basta. Los menos tal vez me estén convenciendo (siempre tuve simpatía por las minorías), mostrando la realidad como argumento irrefutable. Contaminación, hambre, desocupación, guerras, racismo, peligro nuclear. Pero otros dicen que hay luz después del túnel (lo difícil será llegar). Puede que no todo sea insensatez. Tal vez el problema no es el qué, sino el cómo. Rápido, sin aceptar críticas, con promesas de un futuro mejor, como si fuera una cuestión de fe.
Casi no miro televisión, me aburre. Pero hace unos días la encendí para huir del silencio, y vi una protesta antisistema. Me dolió hasta a mí ver aquellos abusos sobre los manifestantes, como si fueran delincuentes amenazando la paz mundial. Y repito, no se si estoy en desacuerdo con que sucedan las cosas, pero el modo no me convence. Borges digo que hay que tener cuidado al elegir a los enemigos, porque terminamos pareciéndonos a ellos. Tendrán que reflexionar también estos muchachos. Además dijo que la democracia es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística...
Esto de la globalización aun no me convence, aunque le pongo ganas, veo la balanza desequilibrada. Es un tema complejo, multidisciplinario, pero ¿por qué no elegir que globalizar? Ah claro, el mercado es quien elige, es decir, nosotros. El mercado somos todos, es democracia...
Parece inútil nadar contra la corriente. Si es inevitable, ¿para qué luchar? Las reglas las conocemos, pues juguemos nuestras mejores cartas. La cuestión no está en aceptar los hechos, sino en cuando.
Pero tengo miedo que dentro de unos años mi hijo me diga “papá, el río estaba equivocado, el salmón tenía razón”.